Reflexiones ante el incumpliento de la cuarentena

HIPÓTESIS SOBRE LO QUE SE VE COMO FALTA DE RESPONSABILIDAD DE QUIENES NO RESPETAN LAS DISPOSICIONES DE LOS GOBIERNOS QUE CUIDAN A LAS PERSONAS

Dra. Lía Ricón
médica psiquiatra y psicoanalista

La primera reacción que tenemos todos es la de no entender cómo algunas personas pueden ser tan insensibles a las consecuencias que sus conductas pueden tener especialmente sobre las personas de alto riesgo que podrían ser integrantes muy queridos de sus propias familias.

No pretendo desconocer las razones esgrimidas por gobernantes que se ocupan prioritariamente de la economía de sus países arguyendo que si no se cuida la economía tendremos serios problemas. Entiendo que si la cuidamos más que a las personas, tendremos mejor economía con menos personas para que la disfruten porque se las habrá dejado morir para cuidar la economía. Sería una posición, lo que importa es un país próspero, tal vez sin abuelos pero eso no es lo más importante.

Creo que por el tono y la construcción de los párrafos anteriores resulta claro que no estoy en absoluto de acuerdo con esta posición y no es esto lo que pedimos a un gobernante.

Algunos comentarios de nuestro gobierno son alentadores por cuanto el presidente entiende que primero tratemos de que muera el menor número de personas después veremos la economía. En realidad los que tenemos algunos años sabemos que hubo muchas crisis desde la del 29 cuyos coletazos han sufrido nuestras infancias hasta las más recientes.

Los argentinos casi no sabemos como es no estar en crisis. Pero esto no es a lo que quiero referirme. No entiendo de política ni de economía, sí entiendo algo del funcionamiento del psiquismo. Nuestra especie el homo sapiens, adquirió la lamentable autoconciencia, hecho que quiero mencionar por estar muy vinculado con lo enunciado en el título.

¿Son malas personas, irresponsables, superficiales, ignorantes los que se van de viaje y nos cuestan dinero a los 44 millones de argentinos que estamos en cuarentena, cumpliendo con las correctas disposiciones del gobierno? Digo que cuestan dinero por que hay que traerlos de alguna manera.

¿Haría falta que como los chinos tuviéramos pena de muerte para los que no cumplen?

¿Qué les pasa? Yo creo que si entendemos el peso de algunos términos tal vez tenemos otras ideas y nos podemos acercar a proporcionar otro tipo de ayuda. Hablar de pandemia es algo que oímos por primera vez. No es solo un modo de referirse a un mundo globalizado, se trata concretamente de una situación que se denomina así, sobre la base de estadísticas, estudios epidemiológicos, número de muertos, por mencionar algunos.

La autoconciencia que menciono más arriba nos da la evidencia de nuestra condición de mortales. Desde los tiempos bíblicos, oímos lo de polvo eres y al polvo tornarás 1. Racionalmente, intelectualmente sabemos que como todos los seres vivos vamos a morir, pero emocionalmente no es tan clara la aceptación; todos hemos visto representada a la muerte como un horrible esperpento con una guadaña, todos lamentamos no estar en el futuro de nuestros hijos o nietos. Esta afirmación no es referida solo a mi propia vida sino a mis más de sesenta y cinco años de práctica como psicoterapeuta. Nuestra dificultad ha sido claramente entendida desde la antigüedad y todos los pueblos han proporcionado soluciones trascendentes que nos permiten pensar en otra vida. Esto tendría que ser muy claro y útil para quienes son auténticamente religiosos. Mi experiencia clínica con pacientes que tienen un plazo fijado por la ciencia para morir, me ha mostrado que casi no hay (lo digo para no quitar toda esperanza) personas que crean realmente en esta supervivencia. En realidad nadie vino para contarnos. Descuento la creencia en los milagros.

Los trabajos de Elisabeth Kübler-Ross nos muestran las fases que vamos siguiendo todos, para intentar alejarnos de la muerte o elaborar la propia lo más posible. Los menciono como ejemplo: Negación, Ira, Componendas, Depresión y Aceptación. Esta última etapa, en mi experiencia es mucho más una expresión de deseo que una realidad. La vi en dos pacientes y la literatura nos la muestra en los hermosos versos de Teresa de Avila: «Vivo sin vivir en mi/ Y de tal manera espero/ Que muero porque no muero».

Teresa, se saltea las etapas de negación, ira, componendas y depresión. Algo sobre las etapas: la ira es fácilmente comprensible ¿Por qué me tiene que tocar esto a mi o al familiar que duelaremos? ¿Qué hice mal para padecer esta muerte? Etc. Las componendas son los deseos que pedimos se nos cumplan como asistir a la boda de un hijo, al nacimiento de un nieto, a la graduación de alguien, al fin de un programa que organicé, etc. Cuando ya entendemos mejor que realmente vamos a morir, viene la depresión. Teresa está no solo en la aceptación sino en el regocijo, quiere morirse lo mas pronto posible para llegar a la contemplación de Dios. Realmente el mito judeo-cristiano es maravilloso.

Entiendo y es envidiable esa fe, pero no todos son Teresa de Ávila o Juan de la Cruz. Entonces ¿que es lo que se puede suponer anida en los pensamientos y en los sentimientos de las personas que tienen estas conductas, que nos provocan desde palabras groseras a deseos de medidas más estrictas?

Creo que están en la primera etapa de las mencionadas por Kübler-Ross, tienen tanto miedo que niegan la gravedad de la situación.

Pensemos en lo que decimos y pensamos cuando nos enteramos de la muerte de alguien de quien no esperabamos la muerte. ¿Qué decimos? ¨No puede ser¨ , ¨ayer estuve con él¨, etc.

La negación es un mecanismo de defensa. Estos son técnicas del yo para evitar la angustia que es la que no podemos sostener cuando tenemos una noticia de muerte. El problema es que gastan mucha energía psíquica que podría estar disponible para disfrutar de la vida, que es lo único que cuenta.

Tal vez si podemos entender mejor las conductas de los negadores y hacerles saber lo que les pasa, ganaríamos su acatamiento de las disposiciones.

Me animo a aclarar, son más que miedosos. Miedo, tenemos todos, mejor que lo reconozcamos. No es lo mismo tener miedo justificado que ser fóbico (miedo injustificado, respetable como sentimiento) que ser cobarde.
Los fóbicos o los con miedo justificable podemos aceptarlo, entenderlo, lamentarlo y no por eso tener conductas peligrosas para los otros. Los que tenemos miedo, del que sea, lo tenemos, ahí está, pero lo implementamos racionalmente, no lo negamos.

Esto último sería, es el mensaje que quiero transmitir. Enfrentemos el miedo y hagamos lo que dicen los expertos.

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